Fray Gaspar de Carvajal y Francisco Vázquez, ambos cronistas y participantes de expediciones por el río Amazonas durante el siglo XVI, incorporan elementos ficcionales en sus relatos, tales como: lo maravilloso, la honra y la traición. Lo maravilloso está presente en forma de magicus, miraculosus y mirabilia, según las categorías establecidas por Jacques Le Gof, destacándose los mitos de las Amazonas y de El Dorado, cuya presencia y permanencia son indiscutibles. La honra, también un constante elemento literario, es posible detectarla en los conceptos de linaje, vergüenza y palabra dada. Por su parte, la traición, el peor de los delitos, se manifiesta en el atentado cometido hacia un superior jerárquico y contra el rey Felipe II. Ambos conceptos, honra y traición, surgen a partir del perfil de los tres personajes que dan título al libro: Orellana, Ursúa y Lope de Aguirre. En otras palabras, la realidad amazónica fue ficcionalizada tomando como base, especialmente, la tradición literaria medieval, producto de la influencia que sobre el conquistador ejerció la sociedad española del siglo XVI, cuyo cotidiano aún permanecía sumergido en moldes medievales. También tuvieron su influjo las lecturas a las que el conquistador tenía acceso, que, a pesar de estar en pleno Renacimiento, conservaban aún características de la literatura de la Edad Media.