La justicia penal postrevolucionaria francesa pretendió crear una disciplina y un orden público que representara los valores surgidos de la Revolución francesa. Ante estas tentativas, la gente del Vallespir (Rosellón), favorecida por las autoridades locales y las instituciones jurídicas populares, consiguió adaptar el derecho a su propia visión de la justicia. Este libro recupera historias reales de una época y de un lugar en que el derecho penal coexistió con la cultura jurídica local.