Si los diferentes santos de la Iglesia han destacado por su caridad, su ciencia o su pobreza, San Juan de Ávila (1499-1569) brilló por todas las virtudes, como un santo del equilibrio espiritual. Maestro de san Ignacio de Loyola, san Juan de Dios o santa Teresa de Jesús, fue también padre espiritual de numerosos sacerdotes y laicos, brillante predicador y humilde trabajador de la Iglesia católica. Intervino en el Concilio de Trento (1545-1563), enviando documentos decisivos para la reforma del sacerdocio católico.
Estas páginas destilan su rica teología, pero no separada de la vida corriente: san Juan de Ávila gozó de un gran sentido común y conocimiento de la psicología humana.
Rafael Pardo Fernández, nació en Pamplona en 1977. Se licenció en Historia por la Universidad de Sevilla. En el año 2008 fue ordenado sacerdote para la Diócesis de Pamplona y Tudela. Desde entonces, se ocupa de atender parroquias del ámbito rural navarro. Ha publicado varios libros de espiritualidad y biografías sobre personajes eclesiásticos, como el papa San Pío X o el cardenal John Henry Newman.