Trató con igual pasión y rigor a los grandes maestros el Greco, Caravaggio, Zurbarán, Ribera, Goya que a artistas de menor fama, y su curiosidad fue transversal, de Cranach a Picasso. Pese a ser uno de los más completos historiadores del arte de la España del siglo xx, su obra es muy poco conocida. Por fortuna, su discípulo Artur Ramon ha reunido los mejores escritos publicados por Milicua y algunos inéditos en este volumen, a la vez homenaje a su magisterio y testimonio de su legado como crítico.