Los objetos de aprendizaje han sido considerados como el nuevo paradigma de la
representación de contenidos. De la «teoría de objetos», propia de la
Informática, estos objetos se trasladan al campo de la educación y la
formación. Se afirma que su uso es universal, pero ¿en qué constructos
pedagógicos se sustenta tal afirmación? ¿qué prácticas pedagógicas promueve?
¿Qué opinan quienes los han diseñado y usado con fines pedagógicos? ¿Cuál es
la factibilidad de utilizarlos con fines de educación y formación?
La autora cuestiona su universalidad y postula que se enuncia al margen de dos
aspectos: la diversidad cultural que da sustento a las necesidades educativas
de cada sociedad en particular; y a dos procesos que dan cuenta de la validez
pedagógica de los objetos de aprendizaje, la individualización y la
personalización.
En contraparte, la autora da ejemplos de aplicación de los objetos de
aprendizaje, analiza el discurso teórico que les da soporte, así como las
prácticas que sustentan, a través de un exhaustivo estado del arte.