Una disparatada aventura que incluye a Chaplin, los nazis y los
comunistas
En marzo de 1978, el mundo se conmociona por el robo del cadáver de
Charles Chaplin. Los ladrones piden dinero a su familia, pero el móvil
real es distinto: la venganza. Un encubierto exmilitar nazi, nostálgico
de la gloria perdida pero convencido de que los sueños de Hitler todavía
son realizables, se ha propuesto darles un impulso a todas las células
neonazis con un acto simbólico: la profanación del cuerpo del humorista
inglés, que en vida había inferido una ofensa imperdonable al Führer y
al nacionalsocialismo con su película El gran dictador. Pero el robo del
cadáver de Chaplin es solo el comienzo de una trama apasionante
transcurrida en distintos años y lugares (1942, 1952, 1978, 2007, 2009;
París, Berlín, Hollywood, Nueva York, Miami, Suiza), atravesada por
personajes como Goebbels, Hitler, el Che Guevara, Joe DiMaggio, Chaplin
y Marilyn Monroe, y protagonizada por un sinnúmero de fascistas
furibundos que se resisten a abandonar el sueño de una Alemania aria e
imperial