En Nueva oración sobre la dignidad del hombre, Belisario Domínguez (1863-1913) volvió sus creencias íntimas en una profesión pública de fe revolucionaria. Creencias que, por cierto, le costaron la vida a manos de uno de los sicarios del usurpador Victoriano Huerta. La Revolución dice Domínguez, siendo al mismo tiempo certero y profético se ha extendido en casi todos los estados; muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno por ilegal; nuestra moneda encuéntrase despreciada en el extranjero; nuestro crédito, en agonía; la prensa entera de la República, amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos, abandonados; muchos pueblos arrasados, y por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada Patria. Eraclio Zepeda recuerda en el prólogo de este volumen que la muerte crudelísima de Belisario Domínguez en el panteón de Coyoacán desató, en 1913, la disolución del Congreso y por tanto la segunda sangrienta etapa de la Revolución mexicana. ¿Qué combustible guarda esta Nueva oración?
Preliminares
Un héroe civil
Memorables discourses del doctor Belisario Domínguez
Las palabras de un muerto. Primer discurso
Segundo discurso del señor senador doctor don Belisario Domínguez?
Contraportada