Así, cada prólogo, liberado de la obra para la que fue escrito, va trazando una suerte de mapa vital; y leídos en conjunto proyectan ante el lector un perfecto autorretrato. Aquí es el Conrad hombre quien nos habla con una libertad ajena a todo corsé acerca de la creación y la crítica literaria, del origen de los personajes, de su visión de la naturaleza humana, del fracaso, las dudas y los avatares de una vida dedicada en cuerpo y alma a la literatura, tras abandonar la marina con 37 años.
En suma, Nota del autor conmemora a uno de los escritores que más decisivamente ha influido en la narrativa contemporánea, al tiempo que ofrece al lector una ocasión excepcional para observar de cerca cómo trabaja la imaginación de un escritor, una imaginación, en el caso de Conrad, entendida como una forma inequívoca de desentrañar la verdad.
«Los prefacios de Conrad no son prólogos a los que los novelistas recurrirán con tanta frecuencia como los lectores: tratan de la vida como del arte, de las palabras o de las acciones que por una razón u otra han sido excluidas de las novelas.» Graham Greene, La infancia perdida y otros ensayos