Nahúm, Habacuc y Sofonías fueron testigos de la decadencia política, ética y religiosa de Judá en vísperas de la destrucción de Jerusalén y del subsiguiente destierro a Babilonia. La alargada sombra del imperio neobabilónico se cernía amenazante sobre Palestina desde décadas atrás. Estos tres profetas no se limitaron a condenar la descomposición socio-religiosa que afectaba a su país y el destructivo e inmoral imperialismo que alentaba a las tropas de Nabucodonosor. Al mismo tiempo propusieron unas condiciones religiosas que garantizasen la subsistencia y delinearon los rasgos que deberían caracterizar a la sociedad que resurgiera de las cenizas. La editorial Desclée De Brouwer presenta esta serie de comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén, con la pretensión de que ocupe el espacio abierto en el mercado de la lengua castellana entre la divulgación y la crítica científica.