Robert Wilson se encuentra un pene cercenado en un oscuro callejón, lo recoge y lo guarda en un frasco con alcohol. Al regresar a su departamento advierte que dos coches de policía están en la puerta de su domicilio. Para evitar ser atrapado se disfraza de mujer, un travestí asesino y necrófilo que debe prostituirse para conseguir dinero y huir de la ciudad, pero su plan se complica cuando aparece un violento proxeneta que le explota sin compasión.