Amor, poder y sabiduría son las cualidades divinas del ser humano. Alcanzar y desarrollar semejante potencial es una apasionante tarea, minuciosa, comprometida, sutil y profunda; es similar a caminar por un laberinto, cuyo recorrido requiere de toda nuestra concentración y, al mismo tiempo, de una escasa expectativa de conquistar resultados inmediatos. Para conectar con estas cualidades divinas es necesario despertar la conciencia. Es posible comenzar la búsqueda de un camino diferente, con otra dirección, donde podamos comprender mejor los sucesos, descubrir distintos patrones, tener una mirada benevolente y más abarcadora. Una experiencia que invita a elegir con libertad otras posibilidades. Aceptar, respetar y tomar la vida tal como se presenta es un gran desafío de coraje, es un intenso aprendizaje. Concentrar la atención en el aquí y ahora, en el cómo somos y en lo que sentimos, abre un nuevo espacio de verdad y confianza que ofrece una visión novedosa de la vida. La metodología propone percibir el flujo de energía, disminuir las tensiones, abandonar la ilusión y soltar las preocupaciones y vivir la libertad al sentir que somos uno con el universo.