En 1905, más de 600 marinos rusos se amotinaron contra sus oficiales a bordo del navío de guerra más poderoso del mundo en ese momento. La suya era una vida de trabajo extenuante y opresión absoluta; una existencia similar en su injusticia y desesperanza a la de la clase trabajadora de la época en Rusia. Contra todo pronóstico, los marinos se jugaron la vida para hacerse con el control del barco e izar la bandera roja de la revolución. Lo que siguió fue una dramática persecución puerto por puerto que duró once días increíbles y acabó simbolizando la Revolución rusa. Una historia emocionante que va de la opulenta corte del zar Nicolás II a la tensión insoportable a bordo del buque.