Con sutileza y amabilidad orientales, Changez cuenta durante unas horas sus años de estudiante en Princeton, su trabajo en Nueva York en una consultora financiera, su relación con la bella Erica. Brillante, educado y trabajador, Changez asciende vertiginosamente hacia la élite social neoyorquina, realizando su personal sueño americano con una resolución que borra casi cualquier nostalgia de su origen... Hasta que el 11-S remueve los cimientos de algo más que las torres gemelas: a su alrededor se adensa la atmósfera de desconfianza, miedo y resentimiento que, pronto se dará cuenta, ya estaba latente antes de los ataques.
Su reacción será replantearse su identidad, adentrándose en un territorio sentimental y moral tan movedizo como aquellos confusos meses. Porque está en juego no sólo su propia vida, sino los valores que definen la realidad misma. Y mientras relata esa transformación, el monólogo de Changez va adquiriendo un tono cada vez más ominoso; la inteligencia y la ironía que teñían sus palabras desde el principio cobran una ambigüedad y un acento siniestro que nada bueno presagian para el final del encuentro supuestamente fortuito.