Hablar de misericordia hoy no es tarea fácil, aun cuando el mundo esté profundamente necesitado de ella. En esta misión, nosotros hemos optado por acudir a la Biblia, leída como Palabra de Dios. Distintos textos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, nos van acercando progresiva y pedagógicamente, a la confesión de fe: Dios es misericordia; Jesús es el evangelio de la misericordia de Dios. No hay otro camino para ser misericordiosos como el Padre. Lo recuerda la bula Misericordiae Vultus con estas palabras: ?Para ser capaces de misericordia debemos, en primer lugar, colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida? (MV, 13).