El año 2015, la Iglesia católica celebra el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, que ha marcado un hito en su historia dos veces milenaria. Al final de aquel evento, inspirados por lo que se hacía y se decía en el aula conciliar, unos cuarenta obispos de varios países del mundo se reunieron en la Catacumba de Domitila para firmar lo que hoy día se conoce como el "Pacto de las Catacumbas", un texto y proyecto que expone La misión de los pobres en la Iglesia. El espíritu del Pacto de las Catacumbas ha guiado algunas de las mejores iniciativas cristianas de los cincuenta últimos años, no solo en América Latina, donde tuvo especial repercusión, sino en el conjunto de la Iglesia católica, de forma que su testimonio (su inspiración y su texto) ha venido a convertirse en uno de los signos más influyentes y significativos del catolicismo del siglo XX.