Un novio guapísimo que apenas se sabe su nombre?
Un apartamento en un edificio histórico, en un barrio rodeado de ruinas?
Un negocio que funciona de maravilla, que la tiene ?un poco? esclavizada?
¿Una vida perfecta en la calle Paraíso?
Lo último que le faltaba a Ariadna era el interés repentino que siente por ella el Lúgubre, el vecino más extraño de todo el edificio.
¡Lo que las croquetas y la electricidad han unido, que no lo separen ni las caseras maquinadoras, ni los novios perfectos, ni esas cosas mundanas que nos empeñamos en creer que nos hacen felices!