Una llamada inesperada. Ese cantante de rap con letras tan agresivas y gestos tan duros, quiere contratar mis servicios. Su aspecto y el de la gente que le rodea resultan tan intimidantes que me gustaría salir huyendo, pero hay algo en él, en lo más profundo de su mirada, que me paraliza y atrae cada vez más. Me provoca con sus palabras, con sus gestos, con sus actos. No puedo controlarlo. Es impulsivo, espontáneo y tan intenso que aunque quiero alejarme, algo más fuerte que él y que yo, comienza a nacer entre nosotros sin que podamos hacer nada para impedirlo. Le deseo, le deseo tanto que me duele. Quiero ser la dueña de su cuerpo, de sus gemidos, de su alma y de su aliento. Pero tengo miedo, lo que siento por él es cada vez más fuerte.
¿Es posible que le ame?, pero ¿qué es amar? Él me quiere, sí, me quiere, me lo ha dicho. Sin embargo, el ímpetu de sus actos me lleva a millones de kilómetros de distancia de su corazón. Solo una canción, su mejor verso, será capaz de conquistarme.
Juntos eran una bomba de relojería, pero separados, sus corazones eran incapaces de latir.