No dio Jesús título especial a Sus Enseñanzas, pero posteriormente se las ha denominado Reglas de Oro, cuyos principios, normas, consejos y exhortaciones tiene sobrada virtud para actualizar las facultades superiores del hombre, poner en altísimo nivel la vida humana y resolver satisfactoriamente los más difíciles problemas de bienestar.
Inmenso es el Poder de la Mente Divina, y si nuestra mente se armoniza de modo que vibre al unísono con ella, poseeremos los mismos poderes de Jesús, El Cristo, quien conoció plenamente el poder del pensamiento cuando lo vitaliza el Yo Superior.
Cada día es mayor el número de personas que reconocen y utilizan esta fuerza, consiguiendo transmutar las siniestras situaciones de melancolía, tedio y pesimismo en las armónicas de júbilo, confianza y optimismo, logrando así un equilibrio en nuestra salud física y mental.