¿Quién no estuvo alguna vez en esa situación? Seguramente trataste de
convencerla de que vuelva, le rogaste, le demostraste de mil formas tu
amor. Pero eso no dio resultados. Entonces intentaste ser su amigo. Los
esporádicos mensajes de texto, los mails y las llamadas telefónicas eran
una clara señal de que ella seguía interesada y solo tenías que hacerla
reaccionar. Pero eso tampoco funcionó.
¿No es hora de cambiar la estrategia? Pensarás que es una casualidad que
lo que te sucedió se parezca tanto a lo que acabo de describir. También
pensarás que es una casualidad tener ahora este libro en tus manos. Yo
no creo en las casualidades.