«Una buena estrategia trata de que nuestro candidato actúe con la
racionalidad del torero y su adversario con la furia del toro. La
política es fuerza, pero ante todo es inteligencia. El candidato más
exitoso no es el más alto y fornido, sino el que piensa y planifica
mejor. Si nuestro candidato tiene la inteligencia y la serenidad
necesarias para controlar sus impulsos naturales, y si el adversario es
un peleador que embiste siempre que siente una herida, podemos manejar
su agenda en beneficio de nuestros intereses y llevarlo a terrenos en
los que sea fácil derrotarlo», aseguran. Y ofrecen técnicas
profesionales y modernas para construir una comunicación eficaz que
conduzca al triunfo electoral.