Argumento de Mendizábal, el Caballero Neto
Si algún día merezco contar con un biógrafo compasivo, tendrá que sofocar la risa que inspira el patético Gobierno Mendizábal, tanto esfuerzo para dejarlo todo en el aire, picar tan alto para caer tan estrepitosamente. Tras mi renuncia, quedó la guerra con los carlistas en el mismo punto en que estaba. Quedó la abolición de los monasterios en decreto por aplicar, y mi nombre igualado al del Anticristo, según predicaban en mi contra desde los púlpitos. Quedaron enemistados conmigo los antiguos emigrados. Continué, en uno u otro cometido, haciendo lo único que sé, proseguir la pelea, como los púgiles ingleses cuando, inconscientes tras los golpes recibidos, se niegan no obstante a doblar las rodillas. Y en esas condiciones, se hace lo que sea preciso para mantenerse en pie, sin otro miramiento. Me he apoyado en el populismo, he comprado votos, he extorsionado... Repaso ahora esas conductas y me vienen a la memoria escuetas y desnudas, sin adjetivo moral. ¿A qué perder tiempo con esos juicios, si todas ellas encontraron su inmediato pago y correspondencia?... La verdad es que unos cuantos meses me habían enseñado hasta qué punto era España particularmente ingobernable, y que, con gran dolor de mi corazón, había renunciado al sueño.
Mendizábal es una imponente novela que retrata el siglo XIX español, entre lo documental, lo histórico y una apasionante narración cocida a la inglesa. Una historia de sueños y desencantos del político que con su famosos decreto de desamortización le cambio la faz a España.0