Tiene treinta años y está sentada junto a Julio Cortázar en un bar de la
esquina de Córdoba y Suipacha. Es tímida, joven, y duda en preguntarle
si la Maga existió, qué opina de la Argentina, si tiene pensado regresar
definitivamente. Se queda callada y en cambio es él quien le hace
preguntas. Diez años más tarde les tomarán aquella foto juntos.
Cuando tenía veinticinco años copiaba manuscritos en el Centro Editor de
América Latina. Más tarde conoció a Borges, a quien ayudó a escribir un
prólogo a las obras de Shakespeare. Todas las mañanas le leía en voz
alta lo que habían escrito el día anterior, rehacían frases, eliminaban
otras, "mi sensación era que no terminaríamos nunca", pero se reían y él
le decía "por lo menos nos divertimos".
Con el tiempo, Josefina Delgado se convirtió en íntima amiga de Beatriz
Guido, Idea Vilariño y José Donoso. Completan estas estampas personajes
entrañables como Antonio Di Benedetto, Isidoro Blaisten, Graciela Cabal,
Pepe Bianco, José Sar