En 1987, a cuatro años del regreso de la democracia, el poeta Juan
Gelman seguía sin poder volver a su país: tenía orden de captura a pesar
de haber sido víctima de la represión que hizo desaparecer a su hijo, su
nuera y -como llegaría a saber años más tarde, después de una larga
lucha, cuando lograra recuperarla- a su nieta.
Entonces vivía exiliado en París, donde había logrado esquivar una doble
condena: la de las Fuerzas Armadas y la de Montoneros, organización que
integró y que lo acusó de traidor en 1979, cuando decidió abandonarla.
En este profundo diálogo tantas veces citado tras su muerte en México,
el 14 de enero de 2014, e inhallable desde su publicación hace casi tres
décadas el escritor repasa su vida y polemiza con su propia historia de
revolucionario. Es una conversación en la que vibra la voz del
desterrado y se perciben a la vez tanto los temblores de la inestable
política argentina como el calor de los debates post dictadura. Roberto
Mero fue el interlocu