Con estas palabras comienza el general Macriyanis el relato de sus Memorias, un singular texto de las letras neogriegas tanto por su valor filológico como histórico: filológico porque están escritas en una lengua pura, sin adulterar, lejos de las influencias cultistas de la época; histórico, porque es un relato en primera persona sobre la Guerra de Independencia, el parlamentarismo griego, la llegada del rey Otón y la redacción de la primera Constitución, un relato que, aunque apasionado, intenta mantener página a página la objetividad histórica. Pero más allá de todo esto, el lector tiene ante sí el devenir de la vida de un hombre sencillo, que en ningún momento silencia el profundo amor por su patria y sus ideales, como tampoco el dolor de verla desgarrada por los intereses, los personalismos y la ambición, tanto de los propios ciudadanos griegos como de las Potencias extranjeras.