Practicante de la fantasía gótica, en Memorias biográficas de pintores extraordinarios el autor traza una serie de vidas que esconden, acaso, una intención paródica. Se trata de artistas que consagraron su existencia a una destacada creación pictórica con la común contraparte de padecer una vida de infortunios, como si el precio a pagar por su genialidad fuera el de una vida tortuosa e insatisfecha. Los contornos de las vidas y las obras se confunden y se entremezclan en estos relatos biográficos, que ponen al descubierto la tensión inherente a la creación artística que goza de admiración sin que a menudo se repare en la existencia del genio que la origina. Al modo de ver de Vicente Molina Foix, las Memorias «fueron consideradas al poco de su publicación como roman à tiroirs o sátira soez de figuras del establecimiento pictórico inglés». Estas biografías fantásticas son el germen del género que iban a cultivar Walter Pater, Marcel Schwob y Jorge Luis Borges, entre otros.