Memoria del miedo tiene su historia, como cualquier libro escribe su autor. Cuando estaba exiliado en Londres, un amigo me animó a publicar algo en su revista para que dejara de relatarle en el pub las historias de crueldad cuya memoria me abrumaba día y noche. Con este libro sólo pretendía mantener viva la memoria del miedo; mantenerla para no repetirla.