El autor, profundizando en la vía señalada por la Terapia Racional Emotiva de Albert Ellis y la Terapia Cognitiva de Aaron T. Beck, indaga en diversas fuentes (la Headlessway de Douglas Harding, la Percepción Unitaria de Feldman González, el pensamiento de Sri Nisargadatta, Schopenhauer, Jiddu Krishnamurti, B. F. Skinner, Viktor Frankl, Rabindranath Tagore y un largo etcétera), hasta plasmar su síntesis en el concepto de Percatación Ontológica, el cual se analiza a lo largo de toda la obra.
Se propone tal tipo de percatación como un instrumento apto para erradicar las ontopatías, a las que se define como trastornos de identidad de tipo ontológico-trascendente cuyo padecimiento pasa desapercibido por el individuo común a causa de su adaptación al mismo, pero que, sin embargo, le acarrean las más funestas consecuencias.
Especialmente aplicable al hombre al que la sociedad califica como normal, pretende postularse, a su vez, como el lógico colofón al que debiera apuntar todo trabajo psicoterapéutico que se encuentre interesado en llevar al ser humano, ya sea sano o enfermo, hasta el verdadero estatus de hombre real.