¿Se puede pensar un mundo sin distinguir entre la cultura y la naturaleza? Philippe Descola propone aquí un nuevo enfoque de las maneras de repartir continuidades y discontinuidades entre el hombre y su medioambiente. Su investigación pone de relieve cuatro modos de identificar a los «existentes» y agruparlos sobre la base de rasgos comunes que se corresponden de un continente a otro: el totemismo, que destaca la continuidad material y moral entre humanos y no-humanos; el analogismo, que postula entre los elementos del mundo una red de discontinuidades estructurada por relaciones de correspondencia; el animismo, que atribuye a los no-humanos la interioridad de los humanos pero los diferencia de estos por el cuerpo, y el naturalismo, que, al contrario, nos asocia con los no-humanos por las continuidades materiales y nos separa de ellos por la aptitud cultural.
La cosmología moderna se ha convertido en una fórmula entre otras, pues cada modo de identificación autoriza configuraciones singulares que distribuyen a los existentes en colectivos de fronteras muy diferentes de aquellas con las cuales nos han familiarizado las ciencias humanas.
Este libro invita a una recomposición radical de esas ciencias y a un reordenamiento de su ámbito, a fin de incluir en él mucho más que al hombre: todos esos «cuerpos asociados» relegados durante demasiado tiempo a una función de entorno.