Ella se enamora de su enemigo, un soldado, cuando cesa el bombardeo en un pueblo de la selva y aparece el Ejército. l está sediento y le niegan un sorbo de agua, pero cuando toca a la puerta de su casa ella le da de beber, y él también termina enamorado. Así comienza esta historia de amor y de guerra contada con una técnica que termina por hacer que el lector, atrapado en la realidad, sienta que se lee como una novela.La base del trabajo de campo para rehacer esta historia fueron 36 entrevistas con los personajes, de dos y tres horas cada una, durante cuatro meses. Luego vinieron las comprobaciones en los lugares donde ocurrieron los episodios. Sólo esto explica por qué el autor llega tan profundo al alma y a los sentimientos de los seres que describe, y por qué cada historia de acción, cada aventura y cada escena de ternura son diferentes a la narración elemental y uniformada que se ha leído hasta hoy sobre nuestro conflicto.Ella huyó de la guerra, y una vez en Bogotá descubrió el mundo de las bibliotecas públicas, donde ha vivido durante los últimos tres años leyendo y descifrando las claves de su vida. l también es un desertor: abandonó el Ejército el mes que halló una fortuna sepultada en la selva.En Más allá de la noche --una mezcla de suspenso, aventura, seres amorosos y seres terribles, momentos de intensa belleza o de agonía--, Germán Castro Caycedo logra una vez más el tono mayor de la literatura de no ficción y el equilibrio total entre la violencia y la ternura, en un país donde apenas se escribe de la muerte a pesar de tratarse de una nación con dos caras absolutamente opuestas.