María Magdalena revela como fue su vida al lado de Jesús, y cómo desde el
momento que le vio por primera vez, se entregó a él en cuerpo y Alma. Después
de su muerte ella vive experiencias angustiosas que hace que se cuestione la
existencia de un Dios y si la misión de Jesús era cierta siendo El, el Mesías
esperado por muchos o un loco insensato que se propuso cambiar el mundo porque
quería cumplir sus sueños.
Estas dudas la hacen sufrir mucho, y entre el amor y el odio decide continuar
haciendo lo que Jesús hacía. Esa era la única forma de poder entender por qué
la abandonó, si tanto la amaba, teniendo que soportar todo lo que esta misión
desencadenó, teniendo que huir de su hogar, abandonar a sus hijos y vivir con
la angustia de si su muerte realmente valió la pena.