La lluvia puede ser implacable. De hecho, puede ser catastrófica. Así lo sabrán pronto en el pequeño poblado costero de La Picuda, donde vive María con su mamá, Alberta, y su abuela Cruz. Una grieta cada vez más grande en una de las paredes de su casa y su poder de predecir la lluvia con la nariz enfrentan a la pequeña con la angustia de lo inesperado. La abuela y otros afectos quedarán para siempre, intactos, en el mundo mágico de los recuerdos. Y María aprenderá a tener la valentía necesaria para vivir nuevas historias.