Hemos llegado a la quinta temporada de Los Imposibles. Son diecinueve conversaciones con gente fuera de lote. Diecinueve versiones del éxito y la tenacidad. El menú abarca, como siempre, oficios distintos: cantantes, actrices, animadoras, empresarios, humoristas y -en esta ocasión- un particular énfasis en cineastas, periodistas y escritores. Gente de la imagen, la noticia y la palabra. Creadores todos. El empeño nos llevó de nuevo hacia Colombia. Y un pequeño tesoro traído de Los Ángeles. Hay también una atractiva mescolanza de gentilicios argentinos, españoles, mexicanos, colombianos, puertorriqueños y venezolanos. Me gratifica la solidez de estas conversaciones donde, aparte de una alta dosis de confidencia y honestidad, hay mucha lucidez y horas de vuelo. Y eso que llaman la sabiduría de hacerle caso a una vocación. Cada personaje es un viaje distinto, una montaña rusa de eventos y giros existenciales. En algunos casos, el diálogo llega al callejón de la situaciones límite, allí donde todos nos ponemos a prueba. Les agradezco a todos ellos su testimonio, a veces pertubador, casi siempre conmovedor. El libro, en esencia, lo escriben ellos. Yo solo soy el que carga la linterna.
Bienvenidos nuevamente. Que les sea grato el camino.