Un día, Joaquín Solís falta a su trabajo en una empresa de teleoperadores y no vuelve a dar señales de vida. Es un hombre oscuro y poco comunicativo; nadie lo echa en falta excepto Gabriela, una de las empleadas, que está lejos de su patria y ha compartido con Joaquín momentos de soledad y nostalgia. Un sentimiento de gratitud impulsa a Gabriela a investigar la desaparición de su compañero. Pero la única pista que encuentra es un papel con una dirección, un número de teléfono y una misteriosa frase: Mamá duerme la siesta. Tirando de ese hilo, Gabriela se adentrará en territorios insospechados.