Un director de cine fantástico espera ser homenajeado en una pequeña población de la provincia de Murcia, en el marco de un festival dedicado al género en cuestión. Diversos eventos se organizan en torno a la película filmada quince años atrás, película que hasta la fecha señalada sigue siendo su única obra. La narración en contrapunto traslada al lector al momento de la filmación, en un paraje semidesértico ubicado cerca de Tudela, en Navarra.
Producida por un estrafalario y nada serio personaje (Alfonso) junto a otro perfectamente contrapuesto que con tino diagnostica el fin del proyecto en diversas ocasiones (Miguel), la película que se encarga de dirigir el narrador se trata western futurista, en que se combinan elementos del género americano con platillos volantes y dinosaurios alienígenas, llegados a la tierra con propósitos nada apacibles. Los problemas de financiación son los primeros, pero no los únicos en hacer peligrar la viabilidad del proyecto. Entre las muchas, casi inenarrables dificultades que surgen merecen ser reseñadas, por ejemplo, la intermitente pero incesante presencia de cazabombarderos F-16 sobrevolando la zona y haciendo prácticas de tiro a pocos metros del staff; la muerte de uno de los principales personajes, enfermo de sida (a quien tiene que sustituir otro actor con el rostro cubierto y la consiguiente modificación del guión); o el pavor que despierta la mera posibilidad de que la estrella de rock especialmente contratada para la ocasión se reenganche a las drogas, incitado por otro de los actores, y así eche a perder su carrera y el rodaje.