Para Cal Prescott, un multimillonario hombre de negocios, estaba claro que se casaría y tendría el heredero que necesitaba. Y no necesitaría buscar demasiado lejos para encontrar a la mujer adecuada, porque la aventura de una noche que había tenido con Ava Reilly lo había dejado fuera de sus sentidos y, a ella, embarazada. La desesperación hizo que Ava aceptara casarse sin amor. Deseaba conservar sus tierras tanto como Cal su empresa, y ambos querían a su futuro hijo. Eso tenía que ser suficiente para construir un matrimonio. Eso, y la ardiente pasión que esperaban reavivar.