Cuando el Eclesiastés sentenció ''Quien añade sabiduría añade dolor'', ya nada podía detener el caos que nos impulsa a seguir vivos. ''Magia gris'' es el resultado de esa confluencia de paradojas que nos pervierten en seres pensantes; un cúmulo de anotaciones dispersan que evocan un retorno al método empírico de observar, acumular y coordinar los hechos, sintetizándolos en frascos abiertos en cuyos perfumes por momentos se alerta una vocación (podríamos decir una intuición) integradora, adivinándose una tenue línea divisoria que por momentos separa las aguas de dos cosas aún por definir. ''Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo'' dejó dicho Arquímedes, y también con esa decidida obstinación se evocan en ''Magia gris'' un puñado de las diferentes posibilidades que ofrece el mundo para ser removido de su permanente fingimiento.