El autor, preocupado por el proselitismo de esta secta fundada en los EE.UU. en el siglo XIX, ofrece un análisis detallado de sus creencias y prácticas, y las confronta con fe católica. Los testigos de Jehová no son cristianos, porque no creen en el Dios trinitario, rechazan la divinidad de Jesús y del Espíritu Santo, y manipulan la Sagrada Escritura a su antojo, distanciándose así de los cristianos de todos los siglos y de todo el mundo.