Los cuatro generales que estudiamos fueron militares de vocación y los cuatro participaron en la guerra carlista, en la que obtuvieron un éxito notable. En esta contienda, Espartero y Narváez son considerados "caudillos" de sus respectivos ejércitos y ambos se emulan para obtener mayores triunfos y prestigio que el otro. Los cuatro entran en política al finalizar la guerra carlista, sin abandonar del todo la vida castrense a la que vuelven en ocasiones. Los cuatro en algún momento son jefes de uno de los partidos liberales que ocuparon el poder en el reinado de Isabel II. Los cuatro tienen una relación directa con Isabel II. Evidentemente la afinidad entre ellos e Isabel de Borbón fue distinta. Muy personal, hasta la intimidad, con Serrano. Muy cercana con Narváez y O'Donnell, sus auténticos espadones. Por último, con Espartero la relación fue muy distante, pero se aferró a él en dos momentos críticos como tabla de salvación.