La historia de un místico jesuita que confundía intensidades eróticas con éxtasis divinos
Su enemigo, un dominico inquisidor, nos cuenta esta historia basándose en la confesión manuscrita del jesuita, encontrada en una librería judía de París.
Los dos personajes de ficciones se basan en apasionantes personajes históricos: un exorcista de monjas y un disidente de la inquisición.
La duda es el centro magnético de este relato en el que enemistad y simpatía, historia y ficción, bien y mal, se besan y se funden. Porque, como una boca poseída nos advierte: "en la noche sin nombres, sin orillas; en la noche muda de nuestro cuerpo, aguardan siempre impacientes los demonios de la lengua".