La obra aparecerá en 1800, y es la primera que publica con su nombre. Para poder inscribirlo en la cubierta, Sade ha tenido que suprimir términos escandalosos, escabrosos o impíos de labios de sus libertinos: el erotismo inicial queda suavizado ante el temor a ser acusado de indecencia por la censura. Abre la colección, que se publica por primera vez íntegra en castellano (incluidos los fragmentos suprimidos por el autor), una trama basada en un hecho histórico, Juliette y Raunai, y conforme avanza el volumen, Sade se va liberando de la descripción y comienza a ofrecer personajes cada vez más monstruosos. Así, a partir del relato Rodrigo, o la torre encantada se abre paso el tema del incesto, que alcanza alturas trágicas y edípicas en las últimas historias. Incesto buscado como forma suprema del amor en Ernestina, o cometido por error en Florville y Courval, o el fatalismo. El divino marqués logra una negrura ambiental y psicológica propia de la novela gótica en estos relatos, que describen el viaje de la pasión hacia el crimen.