Hay un asesino en serie. Y ahora tiene en su punto de mira final al Monarca. Los dos policías encargados de la investigación son los arquetipos de Sancho (Triestres) y el Hidalgo esquizoide (Antinoo). Van dando tumbos en la investigación, que se enlentece hasta límites de incompetencia insospechados. Hasta que deciden buscar ayuda a un experto en Cábala, el rabino ultra ortodoxo Judah que está sin rumbo y Norte superando la trágica muerte en atentado de su sobrina. Igualmente los policías despistados no se dan cuenta que las supuestas ayudas de la EUROPOL en realidad lo único que hace es suministrarles material informativo erróneo que les estanca aún mas en la investigación. ¿Por qué motivo se quiere enlentecer la investigación? El asesino es el triunfador, el rabino es el fracasado. El asesino Va vestido de Arman tan impoluto que nadie se fija en su rostro ni en su presencia. Pero no hay patrón conocido de actuación. No hay pistas. No comete errores. Frente a esta taimada mente criminal, un par de polizontes, una criminóloga y muchos obstáculos en el camino de la verdad.