¿Cómo ser uno mismo si ya no se sabe habitar el silencio? Un silencio que, desde distintos niveles -fisiológico, psíquico, espiritual- condiciona el equilibrio de nuestra existencia y nuestro crecimiento. El hombre que ya no integra el silencio pierde no solo el arte de vivir una vida de calidad, sino también un componente estructural de su ser más profundo.
Estas páginas muestran hasta qué punto el silencio no es un lujo reservado a los monjes o a algunos pensadores de cámara, sino una necesidad tan vital para el hombre, como el aire que respira y el pan del que se alimenta. Porque no está en juego únicamente su propia identidad, sino también la calidad de sus relaciones y el porvenir de toda la vida social.