Este es el relato de un viaje de ida y vuelta. La ida, en 1977, al mar Rojo en busca de los árabes del mar imaginados en la infancia a través de Las aventuras de Simbad. La vuelta, en 2002, es un reencuentro con aquel mundo al que el autor había conseguido asomarse veinticinco años atrás. El mundo de los navegantes árabes que surcaban el Índico con sus veleros impulsados por los monzones, en busca de especias, sedas, marfiles, piedras preciosas. siguiendo unas rutas que apenas habían variado desde los tiempos del legendario marino. Con la única arma del comercio, los mercaderes difundieron el Islam y propiciaron una civilización del Índico, hija del monzón, que combinaba elementos árabes, persas, indios y africanos.
En busca de los antiguos capitanes árabes, tras unos balbuceos en los pantanos del Nilo Blanco o la inmersión en las noches de Jartum, el autor recorre la perezosa Port Sudán, las ciudades fantasma de Sauakin, Moca o Qalhat, los somnolientos puertos del Yemen y Omán en Arabia, los de Mombasa, Lamu y Zanzíbar en la costa africana del Índico. Escenarios que viajeros míticos como Ibn Batutta en el siglo XIV, o Wilfred Thesiger, seiscientos años después, recrearon en sus diarios.
Los árabes del mar es un libro de viajes en el más puro sentido del término, cuando un viaje era una inmersión en una realidad distinta de la que se regresaba profundamente cambiado. Jordi Esteva escribe su reencuentro con estos árabes de leyenda con la voluntad de recuperar los rescoldos de un mundo que acababa de desaparecer, ya que «por más que todo cambie aún permanece la memoria, y en algún lugar de las costas de Arabia encontraré viejos marinos con las historias que ya nadie quiere escuchar».