Hay amores que no pueden olvidarse, piensa Miguel Alegret desde su exilio en Miami en los años setenta, abrumado por la muerte de su padre. De la misma forma que echa de menos su Cuba natal, la tierra bella y cálida que le vio nacer, añora también sus primeros años junto a Eva, la joven que le robó el corazón y con quien mantuvo un romance en contra de todo lo establecido.
Pero la memoria es un río caudaloso, lleno de recuerdos a veces maravillosos y otras más amargos, y Miguel se deja arrastrar por esas aguas que reflejan, además de su propia historia, la de la voluble y bulliciosa capital cubana, ahora en manos de Fidel Castro.
Unos años intensos, bellos y a veces trágicos, en los que Eva ha sido para Miguel el único faro, la única certeza... El único puerto al que siempre desea llegar.
Con su sensibilidad y un estilo único y evocador, Ana Cabrera nos brinda la historia de una generación marcada por la nostalgia que tuvo que aprender a amar desde la distancia, recordando los paisajes de esa Cuba apasionada e inolvidable.