Por primera vez, Steve escribe sobre la tristeza de no haber conocido nunca a su padre, el abandono y el abuso que sufrio? por parte de su padrastro, y co?mo su intere?s por la mu?sica y la moda lo salvaron de pasar una vida marcada por los centros de prisio?n preventiva y la ca?rcel. Desde el Kings Road de los an?os setenta, los an?os de Sex Pistols, el punk rock y la grabacio?n del a?lbum «Never Mind the Bollocks», hasta su exilio voluntario en Nueva York y Los A?ngeles, donde batallo? con el alcohol, la heroi?na y la adiccio?n al sexo.