Este análisis es productivo en la ética aplicada porque plantea la «aplicación» de una manera originaria y original; no como una actividad posterior o ajena a la fundamentación sino como un ejercicio de interpretación filosófica y creatividad moral. Al entender así la ética aplicada, a través de lo justo surgen las cuestiones centrales de la filosofía de Paul Ricoeur: una antropología del ser humano capaz, una hermenéutica de la acción y de la imaginación, una reconstrucción de la historia de la filosofía práctica y, también, una ética de la justa distancia.
Esta hermenéutica de lo justo como ética aplicada es el hilo conductor de las tres partes de la obra: estudios, lecturas y ejercicios. Continúa en ella Ricoeur el debate con la filosofía moral contemporánea (Rawls, Taylor, Apel y Habermas), situándolo en una nueva perspectiva filosófica, y ello por dos razones: en primer lugar, amplía el horizonte histórico, retomando la matriz aristotélica de la filosofía moral (saber prudencial, verdad, bondad) y, en segundo lugar, porque abre horizontes inexplorados para una antropología personalista y comunitaria en tiempos de globalización (solicitud crítica, transculturalidad, hospitalidad).