En el ciberespacio no se puede plantear el arte como hasta ahora había sido entendido, porque, sea la categoría artística que sea, una obra de teatro, una performance, una escultura, un lienzo, una obra literaria o una partitura musical, en el medio cibernético no será más que un mensaje digital, por lo cual pierde el soporte y su esencia, ya que lo digital no puede interpretarse por la cualidad de la materia que transmite, ni tan siquiera el tipo de sustancia que expresa, puesto que lo digital se alimenta de lo cuantitativo, y por tanto, no discrimina, no relaciona ni tampoco duda de aquello que transmite.
Quizá también se nos ha olvidado que los conceptos con los que se evalúa el arte fuera de la Red no son los mismos con los que se ha de contemplar el arte dentro de ella, porque, del mismo modo que no podemos caminar sobre el agua, tampoco debemos creer que el ciberespacio es un reflejo de los parámetros inalterables con los que entendemos el arte fuera de ella? ¿O sí?