¿Fue Méndez joven alguna vez? Obviamente no, pero hubo un tiempo en que tuvo diecisiete años.
Barcelona, 1945. Una muchacha aparece brutalmente asesinada en la montaña de Montjuïc. Las tripas de un animal envuelven su garganta y un dedo amputado reposa sobre su pecho. Y esta no es la única víctima de un asesino que se mueve por las calles del Distrito Quinto y el Poble Sec.
El joven Méndez, al que aún le quedan muchos años para convertirse en inspector de policía, se esforzará por atrapar al culpable, aunque para ello tenga que relacionarse con un atormentado comisario falangista, enfrentarse a la persona que más quiere y, tal vez, a su propio destino.