Huérfano criado por las prostitutas del saloon, Lincoln está enfadado con el mundo entero. Odioso, malo y malintencionado, consigue que el pueblo entero le deteste y le prohíba quedarse. Errando por las carreteras del Lejano Oeste, este niño sinvergüenza es ahora un adulto y hace un encuentro decisivo. Dios en persona.
Se trata de un anciano bajito con un sombrero mejicano que emprende la difícil tarea de reconvertir a nuestro antipático héroe en un buen ciudadano. Procurando además que lo disfrute. Imagínense, Dios se nos presenta y dice que no tiene nada mejor que hacer que transformar una vida desgraciada e ingrata en la de un justiciero bueno y feliz. Gracias a un pacto de inmortalidad entre Lincoln y Dios, se pone en marcha un extraño equipo lleno de humor y cinismo.
Lincoln es una historia que trata de la relación con Dios, con mucho respeto, y sin tomar partido, ya que Dios en Lincoln es como un humano. En parte nos planteamos un encuentro con el divino, pero también, y sobre todo, intentamos reflexionar sobre el ser humano y su difícil relación consigo mismo. Pensamos en los defectos y vicios del hombre, en este caso el de los westerns, este entorno que magnifica todas las exageraciones de las personas. También va de la suerte, y de las muchas caras que puede tener. Tanto que, a veces, está bajo nuestras narices cuando nos sentimos el ser más desgraciado del planeta. Habla también de oportunidades y de la capacidad del hombre a poder cogerlas, o dejarlas pasar. Y, sobre todo, intentamos entender un poco mejor la relación de uno consigo mismo. La conciencia, la razón de vivir y seguir sus principios, la aceptación del pasado, el crecimiento y las circunstancias de cada uno. Lincoln parece carecer totalmente de este equipaje pesado que puede ser la conciencia o el pasado. Eso sí, no parece feliz. Pero Dios tiene proyectos para él.
Dibbuks publica en 2011 un primer tomo que comprende los tomos 1 y 2 de la serie francesa compuesta por 6 tomos en total con colaboraciones originales para esta nueva edición