Las obras de Chateaubriand, Byron, Balzac y Heine despertaron muy pronto la vocación poética de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870), que siempre compartiría con una gran afición por el mundo del arte. Periodista y adaptador teatral, el poeta más representativo del Romanticismo español fue un gran amante de la tradición, que, más o menos recreada, plasmó en algunos de sus escritos.